Cuando mayo toca a su fin, nuestro canto es para María. A Ella hemos invocado y rezado a lo largo de estos 31 días. Y Ella sigue presente todos los días de nuestra vida.
Ella fue el crepúsculo de la mañana cuando nos regalo la Vida de su Hijo que nacía en Belén. Ella fue el crepúsculo de la tarde cuando acogió en sus brazos la Vida de su Hijo, entregada en el Calvario.
Hoy, nos acercamos a Ella haciendo oración nuestro canto:
MADRE DEL MUNDO
De este nuevo amanecer,
Tú fuiste el crepúsculo, Mujer
tu sí fue la respuesta
con que el Niño Dios, pudo nacer.
En su candoroso andar,
las heridas Cristo no sufrió,
tus brazos fueron cuna de sonrisas y algodón.
Madre del mundo virgen paciente,
tímido umbral que le abres paso al cielo
dicen que hoy muere en la cruz
tu Hijo Jesús. (bis)
Creció el niño hasta los treinta
como una hoja junto a ti, rama vital,
pero este crudo otoño los hubo de separar.
Pero llegará pronto el día
en que lo vuelvas a ver, María,
en la gloria del reino celestial.
Madre del mundo virgen paciente,
tímido umbral que abres paso al cielo
dicen que hoy muere en la cruz tu Hijo Jesús.(bis)
... semilla de luz.
... semilla de luz.
De este triste atardecer tú fuiste
el crepúsculo, Mujer. (Betsaida)
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