Es la Pascua. Es el Paso del Señor.
La Pascua judía conmemora la liberación del pueblo hebreo de
la esclavitud de Egipto. La señal en la jamba de sus puertas, era prueba de
libertad. La muerte no hirió a los señalados. La muerte
no tenía poder sobre los israelitas marcados. Era el paso de Yahvé. Y aquél pueblo celebró la
libertad que Dios le otorgaba. Salió de Egipto. Vislumbró la Tierra
Prometida y entró en ella. Y, fiel al Dios Libertador, celebró siempre el Paso
de Yavhé, la Pascua del Señor que pasó por sus vidas otorgándoles la libertad.
Es la Pascua. Es el Paso del Señor.
La Pascua que celebramos hoy es el triunfo definitivo de la
VIDA sobre la muerte. La LUZ ha traspasado los confines más recónditos para
iluminar las tinieblas de la muerte. Cristo es resucitado por el Padre y en
ÉL también nosotros experimentamos la
VIDA para siempre. Cristo resucitado ha venido para quedarse. Ha venido para liberarnos del pecado. Nos ha dado la Libertad, haciéndonos hijos de Dios. Celebramos la PASCUA. El triunfo definitivo sobre la muerte y la plena
participación en la VIDA de Dios.
¿Lo sabías?
¡Cristo ha resucitado! Y… vive en ti.
Si Cristo ha resucitado, que se note en tu cara.
Que se note en tu AMOR.
Que se note en tu perdón y en tu corazón misericordioso.
Escucha. Él te dice hoy: "¡¡¡ALELUYA!!! Resucité y vivo en ti".
No lo dejes muerto, ¡Resucítalo!
Que se note en tu cara y en tu vida.
¡¡¡ FELIZ PASCUA DEL SEÑOR !!!
A. Castro
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