jueves, 9 de abril de 2015

KENIA LLORA Y... EL MUNDO CALLA

Han pasado 8 días.
Todos conocemos los hechos ocurridos el pasado 2 de abril, festividad de  Jueves Santo:

“ Un fuerte  ataque empezó de madrugada, antes de que los almuédanos despertaran Garissa (Kenia),  sobre las 5.30 hora local (4.30 h. en España peninsular),  en el que varios hombres armados y enmascarados han asaltado el recinto universitario, donde han detonado varios artefactos explosivos y han disparado indiscriminadamente,  pero después separaron a los alumnos musulmanes y se cebaron con los cristianos,  en los dormitorios de las residencias. El ataque duró 16 horas, durante las cuales retuvieron a 400 de los más de 800 alumnos. Se sospecha que algunos heridos murieron tras horas de agonía sin poder recibir atención médica.

Más tarde, el Gobierno de Kenia informa de que,  al menos 147 personas han muerto en el ataque perpetrado por el grupo terrorista Al Shabab en la Universidad de Garissa, al este del país”.
Kevin, uno de los supervivientes asegura que "esto no va a tener repercusión porque no han matado a ningún blanco"
¿Quién te lo dijo, Kevin? ¿Por qué ha de ser así? ¿Por qué no son "iguales" todos los muertos...?
Y mientras Kenia llora a sus muertos, y mientras Kenia reza  cuando ve la sangre derramada de sus hermanos, la comunidad internacional calla y el silencio también nos hace culpables.

Así lo expresaba y denunciaba el papa Francisco en el Vía Crucis del Viernes Santo en el  Coliseo, frente a miles de fieles y a centenares de velas, en una noche romana insólitamente fría por esta época del año:
“Aún hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe”.
Más allá de la solidaridad humana y de la cercanía en la oración, Francisco, dio un toque a la comunidad internacional, porque, lamentó, todo ello pasa “bajo nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice”.

"147 no es sólo un número"
Es el grito de Kenia contra el olvido internacional.
¿Dónde están los cristianos para levantar su voz contra estos asesinatos?
¿Dónde están las pancartas de denuncia por estas muertes del país africano?
¿Dónde están las camisetas que luzcan eslóganes como: “Yo también soy Kenia”, “Yo soy también soy cristiano”?
¿Dónde están las manifestaciones públicas de repulsa y condena por el asesinato de estos universitarios cristianos?

Nuestro silencio nos hace cómplices. El silencio de occidente clama a gritos en un mundo marcado por el color de la piel, por el lugar donde viven y mueren las personas. Abramos los ojos a la realidad y rompamos las fronteras que nos alejan del sufrimiento de los más débiles. 
Seamos todos KENIA con los que están soportando, en silencio, la pérdida de sus seres queridos.
Pedimos que los fallecidos participen en la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.

….Una última advertencia.
Y tú, ¿Sabes dónde está Kenia?
Para que no te pase como a una persona que ostenta un importante cargo público, que el lunes,  en una entrevista a Radio Nacional confundió Kenia con Nigeria, aquí te dejo un mapa que te acerca al corazón de los kenianos que sufren.
                                                                                               A. Castro

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