Realizamos la primera
parada en el “DESIERTO”. Allí sentimos el deseo de convertirnos a los valores
del Reino, a la oración, a la solidaridad…
La segunda parada, en el
TABOR, fue un preludio de la Vida Nueva y Transfigurada que nos aguardaba en la
Pascua.
En las siguientes paradas
con la Samaritana, con el ciego de nacimiento y con Lázaro, reconfortamos
nuestra fe, con el Agua Viva, con la Luz y con la Vida resucitada del amigo de
Jesús.
En este viaje, hemos hecho
paradas, pero no anclajes, no hay sitios definitivos, porque vamos hacia la
VIDA, hacia la PASCUA y no podemos poner nuestra tienda en el camino.
Hace unos días se vislumbraba
el final de este “viaje virtual”. Era la última parada que nos preparaba para
vivir con intensidad la entrada en el
País de la Vida. El domingo pasado, alzamos nuestras “PALMAS y RAMOS”,
para aclamar a Jesús. Palmas y ramos, que son símbolo de:
La
reconciliación entre Dios y los hombres
La
paz frente a la guerra
La
unidad frente a la división
El
amor frente al rechazo
La
fraternidad frente a la insolidaridad
¡Escucha,
escucha !… YA RESUENA, ALLÁ A LO LEJOS, EL ALELUYA….
Porque…
Ya estamos llegando al final del trayecto, ya estamos entrando en
el PAÍS DE LA VIDA.
Permanece a la
espera, porque esta noche, en la VIGILIA PASCUAL, es la última parada de este “viaje
virtual” y se nos invita a entrar en la VIDA, en la PASCUA REAL, que nos trae
Cristo Resucitado.
¡¡¡FELICIDADES!!!
A. Castro
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